Sororidad 2.0

La lucha feminista y sus nuevas dimensiones en la actualidad mexicana

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El feminismo se centra en la autodeterminación, libertad e igualdad para todos los seres humanos, en el espacio público tanto como en la vida personal. Su diversidad ofrece oportunidades y potenciales para la creación de una transformación social profunda[1]. Teniendo su origen en la revolución francesa, el feminismo experimentó varias transformaciones, desarrollos y divisiones, hasta su consolidación como concepto desde el 1968. Existen variantes del feminismo, como el feminismo anticolonial o el feminismo queer, por lo cual hablamos de feminismos, en plural.

El feminismo mexicano tiene uno de sus orígenes en Yucatán, donde Rita Cetina fundó la primera revista escrita exclusivamente por mujeres, La Siempreviva, a mitades del siglo XIX. En aquel entonces, los valores religiosos y la caridad entraron en su programa tanto como ideas, sueños y esperanzas feministas[2]. Sin embargo, ya hablaban de la hermandad o sororidad, la cual representa un pilar fundamental en los llamamientos de los movimientos feministas mexicanas hasta el presente.

En la actualidad mexicana contamos 7 feminicidios diarios[3]. Tan solo en el Estado de México se registró la desaparición de 3,260 mujeres en el 2018[4]. Que las luchas sean otras, que se suman dimensiones contemporáneas, como la seguridad digital, no significa que se haya terminado la lucha contra la represión inherente al modelo patriarcal. La impunidad que tanto influye el panorama de las múltiples crisis del país, también afecta las prácticas del acoso, el secuestro, la violación y el asesinato de mujeres. Sin embargo, es la dimensión digital que le agrega a la lucha feminista y a la sororidad una nueva dimensión.

Ventajas y desafíos de la Sororidad digital

Donde antes dependimos del panfleto impreso, hoy hacemos uso de twitter, facebook e instagram para hacernos escuchar. El movimiento de #metoo recorrió el globo mediática y socialmente. Desde los periódicos más reconocidos hasta los papás en la cena familiar, participaron en la avalancha de debates que desató este “pequeño” hashtag.

Sin embargo, las nuevas posibilidades que nos abren las redes sociales y el internet en general, lamentablemente vienen acompañados por riesgos. “La violencia en línea sigue los mismos mecanismos que cualquier otra forma de violencia”, dice Eve Alcalá Gonzales en una entrevista con la fundación Böll. Básicamente, toda campaña o acción individual con la motivación de señalar o confrontar violaciones de género se enfrenta con insultos y amenazas en línea. Siendo consciente de que México cuenta con una alta tasa de personas sin acceso a internet, vemos que las redes sociales son una manera para alcanzar a nuevos públicos; para invitar a personas más afines al uso de redes sociales y plataformas virtuales a conocer y participar en la construcción de una democracia de género.

Una ola de sororidad 2.0 en forma de aplicaciones y redes de apoyo mutuo nos está ofreciendo nuevas herramientas, en un entorno donde la violencia hacia la mujer es cada vez peor. La publicación de un mapa interactivo (formulario de denuncia) de lugares de intentos de secuestro de mujeres recibió mucha atención en la Ciudad de México. Mediante la recolección de datos de las redes sociales, un grupo de cuatro mujeres elaboró el mapa y documentos adicionales. Su circulación tanto como las publicaciones por parte de las víctimas tuvo un efecto abrumador. Con el llamado hacia las autoridades, las activistas que iniciaron el mapeo lograron juntar miles de mujeres para una manifestación el pasado sábado, 2 de febrero de 2019. Al final, las iniciadoras solicitaron al gobierno de la CDMX ¨resultados del Programa de Ciudades Seguras para Mujeres y Niñas, ya sea para mejorarlo o para desecharlo¨. Además, exigieron el desarrollo y la aplicación de medidas preventivas tanto como el diseño de una infraestructura segura para facilitar la ¨denuncia, re-educación y erradicación de la violencia contra las mujeres”.

Como efecto secundario, la campaña “Dame la mano” lanzada hace ya varios meses, recién está recibiendo mucha más atención. Su divulgación por las redes sociales nos invita a poner una pulsera de color lila para identificarnos como persona a quien acudir en el caso de un acto de acoso o violencia. La aplicación Wehelp ofrece un servicio para personas que se sientan en peligro. Usando la ubicación GPS puede localizar a otras/os usuarios cerca, creando una alerta para que vengan a ayudar. Pulsar un solo botón puede salvar vidas. De todas formas, el acceso a estas herramientas está limitado a las personas con el poder adquisitivo para la compra de un teléfono inteligente. El desafío será complementar las herramientas y traducir sus iniciativas para adecuarlas al espacio público accesible para todas y todos.

Ahora, nos queda insistir en que el gobierno y las políticas escuchen, reaccionen y se tomen en serio el auge de las violencias hacia las mujeres. Claudia Sheinbaum, la mandataria de la ciudad de México destaca, que “No solamente estamos preocupados, sino que estamos ocupados con una estrategia para garantizar la seguridad”. La instalación de Ministerios Públicos Móviles y el mejoramiento de la iluminación de zonas de metro que se mencionaron en las denuncias puede ser un primer paso. Al incremento del número de policías de transporte se podría añadir una mejor formación de las y los elementos para poder actuar de manera adecuada en el caso de acosos a mujeres. En general, la creación de mecanismos adecuados es una tarea delicada cuando tomamos en cuenta los efectos secundarios de sentencias como el aumento de la prisión preventiva.

Las mujeres seguimos construyendo y exigiendo para que se termine la violencia, para que se haga justicia y para, juntas, caminar hacia la igualdad y la democracia de género.

 

 

[2] Peniche Rivero, Rita Cetina, La Siempreviva y el Instituto Literario de Niñas: una cuna del feminismo mexicano 1846-1908; https://inehrm.gob.mx/work/models/inehrm/Resource/1484/1/images/RitaCetina.pdf